viernes, 9 de marzo de 2012

Puente de Toledo (Madrid)


El Puente de Toledo se encuentra situado en Madrid (España). Es de estilo barroco (churrigueresco) y fue construido entre los años 1718 y 1732por el arquitecto Pedro de Ribera. Une ambas riberas del río Manzanares, enlazando la glorieta de Pirámides, en la orilla este, con la glorieta del Marqués de Vadillo (Carabanchel), en la orilla oeste.

Historia

El origen de esta construcción data del siglo XVII, cuando Felipe IV proyectó enlazar la Villa de Madrid con el camino de Toledo por medio de un puente sobre el río Manzanares. El primer proyecto fue concebido por Juan Gómez de Mora y construido por José de Villarreal entre 1649 y 1660, y era conocido con el nombre de Puente Toledana. Sin embargo, una crecida del río lo destruyó poco después, obligando a proyectar uno nuevo en1671.
Hornacina con la imagen de San Isidro.
Hornacina con la imagen de Santa María de la Cabeza.
En 1680, recién terminado el nuevo puente, otra riada lo volvió a destruir. En esta ocasión los encargados de su reconstrucción fueron José del Olmo, que realizó el diseño en 1682 y José de Arroyo. Las líneas básicas de este proyecto fueron mantenidas por Teodoro Ardemans cuando se hizo cargo de las obras en 1684.
Pedro de Ribera fue encargado de realizar el puente actual en el año 1715. Sin embargo, no se retomó el proyecto hasta 1718, cuando el corregidor Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre, Marqués de Vadillo, se propuso terminar la obra. Estas comenzaron en 1719 y concluyeron en 1732.

[editar]Problemas posteriores

En el siglo XX comenzó a pensarse en la protección del monumento, que por el paso de los años y el tráfico soportado, comenzaba a dar muestras de deterioro. En 1952 Carlos Fernández Casado, ingeniero de Caminos y una de las mayores autoridades españolas en puentes, elaboró un anteproyecto de construcción de dos puentes a ambos lados del de Toledo para desviar por ellos el tráfico rodado y mejorar su conservación:
"No cabe tocar el puente de Toledo. Es preciso dejarlo en su acabada perfección. Precisamente ahora que la nueva canalización va a remediar el desafuero de la antigua, desenterrando sus pilares, construir un puente paralelo para servir el puente actual, proporcionaría la distancia precisa para contemplarlo en su total desarrollo. Pero la solución más adecuada sería construir dos, uno para cada dirección, aguas arriba y aguas abajo del actual. De este modo se conservaría el eje tradicional y se daría cumplido remate a la fisonomía urbana radical de esta zona"
El Puente de Toledo en junio de 2007, cuando se encontraba protegido por una lona para evitar su deterioro durante las obras de soterramiento de la autopista de circunvalación M-30 y la posterior creación, sobre el terreno liberado, de un parque lineal a lo largo de las riberas del río Manzanares.
Vista en detalle de uno de los arcos del puente. Puede apreciarse, a la derecha, un pilar cilíndrico, que se alza sobre un tajamar de forma piramidal.
Rampa arbolada de la glorieta del Marqués de Vadillo, que da acceso al tablero del puente. Al fondo se sitúan la glorieta de Pirámides, flanqueada por dos obeliscos, y la calle de Toledo, donde se emplaza la Puerta de Toledo.
En 1956 el puente es declarado Monumento Histórico artístico.1 En 1972, dentro del proyecto de construcción de la autovía de cirunvalación M-30, se iniciaron las obras de los dos puentes laterales que permitieron liberar al puente de Toledo de la carga de tráfico que soportaba. Con la canalización del río se mejoró también la fisonomía de los arcos. No obstante, la autopista discurría paralela a ambos lados del río pasando bajo los arcos del puente y dejó marcado tanto su entorno como el de todo el río Manzanares.2
En un informe realizado en los años 80 por Patrimonio Histórico del Ayuntamiento (con la colaboración de Carlos Fernández Casado) con motivo del Plan de Saneamiento Integral, se detectó que las pilas habían sufrido modificaciones precisamente a raíz de las obras anteriores y se hizo un Estudio de Recalce y Consolidación:
"se apreciaba una falta de sensibilidad del perfil genuino del valle natural, al haber enterrado y escalonado las pilas para la formación de laderas de rellenos, con el trazado de la M-30 y los muros de contención del río para las obras de canalización"
En 1992 es declarado Bien de Interés Cultural. En los años siguientes, siendo alcalde José María Álvarez del Manzano, es sometido a obras de restauración patrocinadas por la Fundación Caja Madrid que son concluidas, según figura en una placa, el 17 de noviembre de 1997.
En 2007, no sin fuerte polémica, concluyó el proceso de soterramiento de la M-30 con, entre otros, el objetivo de recuperar toda la ribera del río para el uso y disfrute de los peatones. En el transcurso de estas obras se descubrieron restos arqueológicos de lo que parecen ser seis pilas con el arranque de los arcos, de los que solo quedan dos, del antiguo puente de Toledo. Están situadas aguas abajo del actual, a una cota de ocho metros por debajo de la actual carretera, y se estudia mantenerlas en el mismo lugar una vez restauradas, así como el ajardinamiento de toda la zona bajo el puente.

[editar]Descripción

El puente, construido con sillares de granito, se compone de una parte central formada por nueve arcos de medio punto con sólidos contrafuertes y tambores que se rematan en balconcillos. El tablero tiene un ancho de 4'95 metros.
En la zona central se encuentran dos hornacinas o templetes adornados con elementos churriguerescos y que contienen las estatuas en piedra calizade los patrones de Madrid, San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza, realizadas en 1723 por el escultor Juan Alonso Villabrille y Ron con la colaboración de Luis Salvador Carmona.3
En cada extremo del tablero se extienden sendas rampas que enlazan con cada una de las orillas. En el lateral correspondiente a la glorieta de Pirámides otras dos rampas, transversales al puente, daban antiguamente acceso a los lavaderos y huertas situados en la orilla del río. Llamativos son también los obeliscos que incluyó en el siglo XIX el arquitecto Francisco Javier de Mariategui en el extremo norte, así como las dos fuentes que diseñó Ribera en la parte más cercana al centro de la ciudad.

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